Lavar los tomates, eliminar el rabito y hacer un corte en forma de cruz en la base de los tomates.
Escaldarlos en agua hirviendo durante 30 segundos.
Pelarlos, cortarlos en cuartos y eliminar las pepitas.
Triturar bien fino y condimentar con sal, pimienta y el aceite de oliva.
Poner 6 hojas de gelatina en remojo en agua fría.
Disolverlas en un cazo al fuego con 2 cucharadas de puré de tomate y mezclarlas con el resto de puré.
Verter la mitad del puré en un molde cuadrado o alargado (pequeño) forrado con film transparente y dejar cuajar en la nevera durante 1 hora.
Pasado este tiempo, mezclar los quesos y triturar.
En un cazo, calentar 2 hojas de gelatina con 2 cucharadas de agua y mezclar con el queso.
Extender sobre el tomate cuajado del molde y verter encima el resto del tomate.
Dejar cuajar en la nevera durante 3-4 horas como mínimo.
Desmoldar, cortar en cuadrados y servir decorado con hojas de albahaca, pimienta y unas gotas más de aceite.
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