Precalentar el horno a 170ºC con ventilación arriba y abajo con la rejilla en el medio.
Preparar el molde engrasando por los bordes con un poco de mantequilla y papel vegetal en la base.
Tamizar la harina y reservar. Derretir la mantequilla en un cuenco y dejar entibiar un momento.
Colocar los huevos, el aroma natural de vainilla y el azúcar en un cuenco y comenzar a batir con varillas eléctricas hasta que la mezcla haya triplicado en volumen y consigamos el punto de cinta. Este paso puede tomar hasta 20’.
Es importante batir hasta conseguir el punto de cinta porque de no hacerlo, no conseguiremos un bizcocho esponjoso y alto ya que este bizcocho depende íntegramente del aire incorporado en el batido para conseguir altura y estructura.
Incorporar la harina volviéndola a tamizar sobre la mezcla de huevos en tres veces con espátula en movimientos envolventes y suaves para no desinflar la mezcla de huevos.
Es importante ser ágil en este paso para no perder aire pero procurar mezclar bien para que no queden restos de harina sin mezclar.
Por último retirar dos cucharadas de la mezcla del bizcocho e incorporar al cuenco con mantequilla derretida. Mezclar enérgicamente y volver a la mezcla del bizcocho, incorporando de manera suave y envolvente.
Este paso es importante para equiparar densidades entre mantequilla y huevos, sino la mantequilla se hundiría y no se incorporaría a la mezcla.
Verter la mezcla en el molde preparado y hornear en la parte media del horno durante 45’ o hasta que el bizcocho esté dorado y al presionar la superficie ésta se hunda pero vuelva a su lugar.
Retirar del horno y dejar enfriar unos 15’ antes de desmoldar y dejar enfriar en una rejilla por completo.
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